Hermano,
cuando posees una virtud y esa virtud es tuya, no la tienes
en común con nadie, es solamente tuya. A decir verdad, tu quieres
llamarla por su nombre y acariciarla; quieres tirarle de la oreja
y reír con ella. Y ya ves! Ahora tienes su nombre en común con el
pueblo, y te has convertido con tu virtud en pueblo y rebaño! Harias
mejor en decir: "Algo inefable y sin nombre es lo que constituye el
tormento y la dulzura de mi alma, y lo que es también el hambre de mis
entrañas".
Que tu virtud sea demasiado
alta para la familiaridad de los nombres; y, si necesitas hablar de
ella, no te avergüences de tartamudear. Habla y tartamudea así: "Este es
mi bien, el que yo amo; así es como me agrada enteramente, así solo es
como yo quiero el bien. No lo quiero como el mandamiento de un dios, ni
como una ley, una necesidad humana; no ha de ser para mi un guía hacia
tierras superiores y paraísos. Lo que yo amo es una virtud terrena, que
tiene poco que ver con el sentido común y la inteligencia. Pero
este pájaro ha construido su nido en mi; por eso lo quiero y lo estrecho
contra mi corazón. Ahora incuba en mi sus dorados huevos".
Así es
como debes hablar y alabar tu virtud. Antes tenias pasiones y las
llamabas males. Pero ahora no tienes ya mas que tus virtudes: nacieron
de tus pasiones. Convertiste tus pasiones en tu meta suprema,y entonces se convirtieron en tus virtudes y alegrias. Y así fueses de la
raza de los coléricos, o de los voluptuosos, o de los fanáticos, o de
los vengativos, todas tus pasiones acabaran por convertirse en virtudes,
todos tus demonios en ángeles.
Antes tenias en tu cueva perros salvajes, pero acabaron por convertirse en pájaros y aves cantoras. Con tus venenos te has preparado
tu bálsamo; has ordeñado la vaca "tribulación", y ahora tomas la dulce
leche de sus ubres. Y ningún mal nace ya en ti; sino es el mal que brota
de la lucha de tus virtudes. Hermano, si eres dichoso, tienes una
virtud y nada mas; así pasas el puente mas ligero.
Es
un honor tener muchas virtudes, pero es suerte dura; y no falta quien
ha ido a matarse al desierto por estar cansado de ese combate y campo de
batalla de virtudes. Hermano, la guerra y la batalla son males? Pues
son males necesarios: la envidia, la desconfianza y la calumnia son
necesarias entre tus virtudes. Mira como cada una de las virtudes desea
lo mas alto que hay; quiere todo tu espíritu para que sea su heraldo;
quiere toda tu fuerza en la cólera, el odio y el amor. Celosa es cada
virtud de las otras virtudes, y los celos son una cosa
terrible; también las virtudes pueden morir por los celos.
El
que gira en torno de la llama de los celos, acaba por volver contra si
mismo el aguijón envenenado, igual que el alacrán. Ay hermano mio! no
has visto nunca a una virtud calumniarse y acabarse a si misma? El
hombre es algo que debe ser superado, por eso necesitas amar tus
virtudes: porque por ellas puedes perecer.